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La Náusea

“Algo me ha sucedido, no puedo seguir dudándolo. Vino como una enfermedad, no como una certeza ordinaria, o una evidencia. Se instaló solapadamente poco a poco; yo me sentí algo raro, algo molesto, nada
más.”

Jean Paul Sartre “La náusea”

Propuesta pictórica.

Evidenciar por medio de unas representaciones pictóricas, paisajes internos que transmiten cierto malestar en el individuo luego de una obligatoria descontextualización del mismo.

El azar está directamente relacionado con el quehacer artístico dado el hecho de que es imposible para un artista no verse afectado por los sucesos que acaecen a su alrededor, dicho esto pues, esta investigación funciona a modo de diario o bitácora de viaje, coincidiendo afortunadamente con el oportuno accidente de la lectura de “la náusea”, convirtiéndose esta en una especie de espejo.

“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.”
Jorge Luis Borges “Ficciones”

El malestar que genera el conflicto interno invita a reflexionar sobre los devenires y trasegares de la mente, más cuando de forma inmediata interviene en las funciones cotidianas y en la estabilidad emocional. La mente es un espacio muy personal, donde confluye todo lo que se percibe, se siente y se piensa, por lo tanto la percepción de “yo” se encuentra en la mente, ¿Pero entonces qué es la percepción de identidad?
El principio de identidad es un principio clásico de la lógica y la filosofía, según el cual toda entidad es idéntica a sí misma.
La percepción que tengo de mi identidad básica y principalmente es la imagen que tengo de mi propio cuerpo, y el hecho de transgredir, mutilar o borrar mi imagen a voluntad afecta de forma implícita la forma en la que determino, observo y siento mi mente, mi identidad, mi “yo”.

“...Y así como hemos de admitir que el sentir, y desde luego un sentir múltiple, es un ingrediente de la voluntad, así debemos admitir también, en segundo término, el pensar: en todo acto de voluntad hay un pensamiento que manda; - ¡y no se crea que es posible separar ese pensamiento de la “volición”, como si entonces ya sólo quedase voluntad! En tercer término, la voluntad no es sólo un complejo de sentir y pensar, sino sobre todo, además, un afecto: y, desde luego, el mencionado afecto del mando…”

Friederich Nietzsche (Más allá del bien y el mal Aforismo 19)

El cuerpo trasciende los senderos de sí mismo y supera en gran parte los cánones estéticos preestablecidos alejándose incluso de los arquetipos de belleza y fealdad, alcanzando un nivel metafísico de existencia paradigmática, transgredido a su vez por sus propias divisiones, por esa mezcolanza exacerbada de egos, pensamientos y sentimientos, fluctuando entre bienestar y malestar, orden y caos.
La sensación de identidad es infinita y trasciende con el tiempo, se generan divisiones temporales que hablan de estados del espíritu, niñez, juventud, etc. Pero estas perduran a lo largo de nuestro existir, no se difuminan unas con otras y mantienen marcadas delimitaciones, a veces algunas afloran y toman decisiones a presente, volviéndose innegablemente atemporales.

  
“Por ejemplo, en mis manos hay algo nuevo, cierta manera de tomar la pipa o el tenedor. O es el tenedor el que ahora tiene cierta manera de hacerse tomar; no sé. Hace un instante, cuando iba a entrar en mi cuarto,
me detuve en seco al sentir en la mano un objeto frío que retenía mi atención con una especie de personalidad. Abrí la mano, miré: era simplemente el picaporte.” ... “Por lo tanto se ha producido un cambio durante estas últimas semanas. ¿Pero dónde? Es un cambio
abstracto que no se apoya en nada. ¿Soy yo quien ha cambiado? Si no soy yo, entonces es este cuarto, esta ciudad, esta naturaleza; hay que elegir.
Creo que soy yo quien ha cambiado; es la solución más simple. También la más desagradable. Pero debo reconocer que estoy sujeto a estas súbitas
transformaciones. Lo que pasa es que rara vez pienso; entonces sin darme cuenta, se acumula en mí una multitud de pequeñas metamorfosis, y un buen día se produce una verdadera revolución. Es lo que ha dado a mi vida este aspecto desconcertante, incoherente.”

Jean Paul Sartre “La náusea”

El silencio se diluye en un vaivén de sentimientos que abruptamente irrumpen en la psique afectada e impiden el añorado vacío necesario para la unificación. Un abismo sin fondo que se empeña en asimilar materia ajena a su vacuidad, luchando contra su propia naturaleza, y que inevitablemente terminará por devenir otra esencia.

La pintura siempre ha sido considerada una labor de profunda introspección de un diálogo entre el medio y el pintor, así como la catársis que sufre el escritor, el pintor vuelca en el formato todo ese malestar interior, transformándolo en una experiencia estética, que si bien algunas veces no sea entendida plasma a priori la esencia del anterior contenedor, Sartre decía que primero estaba la esencia y luego la existencia, por lo tanto la pintura es energía pura, que posiblemente y siendo muy metáfisicos no exista, y eso esa es mi intención, transmitir esencia de espacios metafísicos inexistentes, improblables, disolutos, materializar lo intangible.

Ricardo Gabelo
Bogotá 20 de Enero de 2012


Óleo sobre madera 15x12 cms

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Óleo sobre madera 20x17 cms

Óleo sobre madera 15x12 cms

Óleo sobre madera 17x15 Cms

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Óleo sobre madera 5x4 cms

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